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El brócoli es una hortaliza que destaca por su alto contenido en sulforafano, un antioxidante natural que ayuda a prevenir el daño celular y a reducir la inflamación. Su riqueza en vitamina C, calcio y fibra lo convierte en un excelente alimento para fortalecer el sistema inmunológico y mejorar la digestión.

La espinaca es una fuente importante de hierro no hemo, ácido fólico y magnesio. Consumirla regularmente contribuye a la formación de glóbulos rojos, al buen funcionamiento muscular y al equilibrio del sistema nervioso. Además, su contenido en luteína protege la salud ocular y previene la degeneración macular.

La zanahoria es reconocida por su alto nivel de betacaroteno, precursor de la vitamina A. Este nutriente es esencial para mantener una visión saludable, una piel fuerte y una respuesta inmune eficiente. También aporta fibra soluble que regula el tránsito intestinal y ayuda a controlar el colesterol.

El pimiento rojo aporta grandes cantidades de vitamina C, superando incluso a muchas frutas cítricas. Este vegetal ayuda a estimular la producción de colágeno, mejorar la salud de la piel y proteger las células del estrés oxidativo. También contiene licopeno, un carotenoide con efectos anticancerígenos.

La cebolla contiene compuestos azufrados y quercetina, un potente flavonoide con propiedades antiinflamatorias y cardiovasculares. Su consumo regular se asocia con una mejor circulación sanguínea, reducción del colesterol malo (LDL) y fortalecimiento del sistema inmunológico frente a infecciones.

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